Era alcalde de la puna,
gobernador de las aguas,
monarca entre los pastores,
Colaguachi se llamaba.
La muerte le tendió un lazo
cuando menos la esperaba.
Su cuerpo se hará vertiente
en medio de la quebrada.
La viuda toma en sus manos
la siembra y el pastoreo.
Un desterrado le ayuda
a buscar algún consuelo.
Hermosa flor de las piedras,
fina viuda Colaguachi,
crías alpacas y llamas,
yo a ti quisiera criarte.
Pobre viuda sin marido
y en libertad nuevo amante,
libertad hasta Pisagua,
libertad para olvidarte.