Para cantar, vidita,
nunca me falta un pretexto,
afino por segunda alta
y hago bailar a los muertos.
Me gusta ver cuando el sol
se esconde por allá atrás
dándome su lucecita
pa’ que te pueda mirar.
Aunque no soy el mejor
porque la voz me traiciona
de cuando en cuando a la vida,
le canto una copla mocha.
Yo quisiera encontrarme
a la muerte en una esquina,
preguntarle si en su sombra
canta el gallo o la gallina.
Pobre de aquél que cante
con instrumentos presta’os,
antes que llegue el cogollo
ya se lo habrán retira’o.