En la tarde del domingo
se eleva mi volantín,
se va volando a las nubes
como si buscara el fin.
A veces una cambucha
se le cruza en el camino,
él la saluda galante
porque es de papel muy fino.
Pero si es un enemigo
de esos con hilos cura’os
toma vuelo y en picada
siempre lo mandan a corta’o.
Y cuando llega la noche
entre la luz de un farol,
no sueño como si fuera
un solo rayo de sol.
Volantín, sube hasta el cielo
a la celestial mansión
y pregúntale a San Pedro
si quiere echar comisión.