Volver de nuevo, las mismas caras,
los mismos puños, manos crispadas;
volver de nuevo hasta Pisagua.
Vuelvo de nuevo, mismo camino,
quiere el destino, siga el martirio,
vuelvo de nuevo, viejo castigo.
Los compañeros en las barracas
miran el mar y no ven nada,
vuelvo de nuevo de madrugada.
Todo en el aire se ha detenido,
puedo escuchar hasta el latido
del corazón del enemigo.
Siempre lo mismo: humillaciones,
cartas perdidas en los buzones.
Gritemos fuerte: ¡mueran, traidores!
Hay que hacer algo, no detenerse,
si no, este encierro nos envejece
y hasta el más fuerte desaparece.