(Tonada punteada)
El viento negro nocturno,
la neblina compañera,
ochenta balas de plata,
una mirada morena,
teniendo a Dios por compañía
ni el diablo le entra en carrera.
Eloy, le grita la noche,
revólver, puñal y manta,
elige cualquier camino,
no te acerquís la trampa.
Mira que vienen cincuenta
que andan buscándote el alma.
Una estrella que se cruza
le recuerda a la mujer,
compañera igual que sombra
como luz de amanecer
que lo siguió por los cerros
para calmarle la sed.
Se le está yendo la noche,
’tá comenzando a aclarar.
Hoy le sobran los recuerdos,
balas no le faltarán.
Su carabina se ríe
como si fuera a llorar.
Tanto aromar de violetas
que no lo deja pensar.
Tanto aromar de violetas,
lo hunde en la oscuridad.
Su carabina se ríe
como si fuera a llorar.
Ya pegadito a la tierra,
Eloy se vino a quedar,
como haciéndole cariño
a la greda elemental
que él conocía profundo
de siglos de galopar.