Brindo por los carrilanos,
maquinistas fogoneros,
inspectores palanqueros.
Con pipeño le hago honor
por la máquina a vapor,
por el turco que vendía
peinetas, mil chucherías,
por el coche dormitorio
donde pasé mil jolgorios
con una vecina mía.
¡Salud!
Mi vida, vivan los ferrocarriles,
mi vida, locomotora a carbón.
¡Qué lindo es el tren!
Mi vida, y el nocturno y el cabrero,
mi vida, y el Expreso a Concepción.
En la Estación Central
me dan boleto,
la Rosita con la Berta
y la Loreto.
Y la Loreto, ay sí,
me descarrilan
cuando cruzan Los Andes
las mendocinas.
De Yungay al Barón,
no hay más carbón.