Ya se llevan a Jesús,
ante Anás y Caifás,
Pedro al negarlo tres veces,
el gallo le va a cantar.
“Eres discípulo de él”,
y Pedro dirá que no,
“No, no, no”.
“Pero estabas en el huerto”,
y de nuevo lo negó.
La sinagoga y el templo
han escuchado mi voz,
mi prédica es cara al viento,
nada oculto donde voy.
Pregunta a los que han oído
mi pensamiento y palabras,
nada esconde quien reparte
el amor como enseñanza.