(De ”Ternura” - 1924)
Que el niño mío
así se me queda.
No mamó mi leche
para que creciera.
Un niño no es el roble,
y no es la ceiba.
Los álamos, los pastos,
los otros, crezcan:
Ya no falta nada:
risa, maña y queja,
aire y donaire.
Sobra que crezca.
Si crece, lo ven todos
y le hacen señas.
Me lo envalentonan
mujeres necias
y los mocetones
que a casa llegan;
¡no mire mi niño
monstruos de leguas!
Los cinco veranos
que tiene tenga.
Así como está
baila y galanea.
En talla de una vara
caben sus fiestas,
caben las pascuas
con la nochebuena.
Mujeres locas
no griten y sepan:
nacen y no crecen
el sol y las piedras,
nunca maduran,
quedan eternas.
En la majada
cabritas y ovejas.