Ay, pájaro herido,
¿quién te encarceló?
yo enterrara el alma
de ese cazador.
Plumaje de nieve,
de oro y carbón,
quien te ha encarcelado
no tiene perdón.
Pienso en aquel canto
que un día sentí,
y hoy que estoy tan lejos
me acuerdo de ti.
Barrotes y vallas
te alejan del monte
donde antes cantabas,
te escuchaba el hombre.