¡El pueblo unido jamás será vencido!
Allende, presidente,
te vengo a saludar,
tu presencia está viva
de la montaña al mar.
Eterna en la memoria
de Chile que sufrió
por la rastrera infamia
un general traidor,
cobarde y asesino,
así lo llamo yo.
Allende, presidente,
usted fue la esperanza,
de un mundo de justicia,
sin odios ni venganza.
Allende, compañero,
usted que resistió,
la metralla en la mano,
tenía la razón,
la dignidad era parte
de vuestro corazón.
¿Quién ordenó la muerte,
Kissinger o Nixon?
Consumaron el crimen,
horror y delación,
la CIA, los fascistas,
pagados en Washington.
El pueblo desarmado
no tuvo protección,
cae la noche en Chile,
torturas y prisión.
Allende, combatiente,
maestro presidente,
los hijos de la patria
hoy te dicen ”presente”.
La luz de tu memoria
lealtad, valentía
quedaron en la historia
como una profecía.
La justicia demora
pero al fin llega un día,
presidente chileno,
hermano, compañero,
volvemos a cantar,
contigo venceremos.
¡Córrele, córrele, córrele, córrela,
córrele, corre, que te van a matar!
Bolívar y Zapata,
el Che, los jornaleros,
los pobres de la tierra,
indican el sendero:
Justicia, pan, trabajo,
escuelas para el pueblo.
Mujeres combativas,
ardientes como el fuego
renuevan la confianza,
firmes como el acero.
Treinta años han pasado
vuelves a aparecer,
los traidores se pudren,
se morirán de sed.
Tu imagen se agiganta,
tus ideas también.
El pueblo nunca olvida
a quien lo quiso bien
y escriben en los muros,
vuelves a florecer.
Allende, presidente,
que sirva la ocasión;
denuncio aquí la infamia,
la noche del terror,
de brutos carceleros
que imponen el dolor,
violando la inocencia.
Que le pidan perdón
a la bandera patria,
a Víctor, al amor.
Me despido tranquilo,
amigo Salvador,
vendrán otros momentos
de historia y emoción.
El cuento no termina
cantando esta canción,
seguiremos luchando
con fuerza, con pasión,
semilla que sembraste
por la revolución.