(Bolero)
Como una muñeca triste
de madrugada te vi,
con el rímel de tu orgullo
parecías tan feliz.
No basta con tus encajes
ni menos con el champán,
cuando se tiene una pena
hay que saberla llorar.
En esta noche de fiesta
yo sé que vas a llorar,
vestida con lo prestado
y tan lejos de tu hogar.
Saliste a buscar fortuna
y hoy te mueres en Pigalle
sin comprender lo que dice
el que te sacó a bailar.
Que Dios perdone al culpable,
que yo no perdonaré
por el daño que te ha hecho
¡pobre muñeca mujer!