(De ”Ternura” - 1924)
Como la noche ya se vino
y con su raya va a borrarte,
vamos a casa por el camino
de los ganados y del arcángel.
Ya encendieron en casa el fuego
y en espinos montados arde.
Éste es el fuego que mataría
y sólo sabe solazarte.
Salta en aves rojas y azules;
puede irse y quiere quedarse.
En donde estaba, lo tenías.
Está en mi pecho sin quemarte.
Está en el canto que estoy cantando,
¡Ámalo donde lo encontrases!
En la noche, el frío y la muerte,
bueno es el fuego para adorarse,
¡y es bendito para seguirlo,
hijo mío, de ser arcángel!