Desvísteme lentamente,
jardinera, que no hay prisa,
enséñame tu jardín
y tu secreta sonrisa.
Si no sabes, aprenderás,
jardinera, ya verás,
yo te lo voy a enseñar.
Desvísteme lentamente,
cual si estuviera dormido
y con tus manos de seda,
ven a acariciarme el nido.
Deshojemos lentamente
las flores del paraíso,
tú me das, te doy lo mío,
jardinera, Dios lo quiso.
Te desvisto lentamente,
siento tu rosa mojada.
El rocío le dio un beso
al irse de madrugada.