Tanto tiempo disfrutamos este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así,
que yo guardo tu sabor pero tú llevas también
sabor a mí.
Si negaras mi presencia en tu vivir,
bastaría con abrazarte y conversar,
tanta vida yo te di que por fuerza tienes ya
sabor a mí.
No pretendo ser tu dueño,
no soy nada, yo no tengo vanidad.
De mi vida doy lo bueno,
yo tan pobre ¿qué otra cosa puedo dar?
Pasarán más de mil años, muchos más,
yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allá tal como aquí en la boca llevarás
sabor a mí.