Recién cumplidos los treinta
que el hombre puede nacer.
Yo pregunto a los presentes
si alguien puede responder.
Se nace a los nueve meses,
le contestan los letrados.
El que se atrasa un poquito,
seguro nace fallado.
Pero yo pasé treinta años
de mi vida sin saber
lo que decían los libros,
pues no sabía leer.
Por eso grito bien fuerte,
nací por segunda vez.
El parto ha sido difícil
pero he aprendido a leer.
Escribo con letra grande
cariño para mis hijos,
saluda a los compañeros
o recuerda a tu marido.
Nunca podrán entender
cómo el mundo se agiganta
al descifrar esas letras
se hace un nudo en la garganta.
Rojo se pondrá el maldito
cuando sepa que en Pisagua
un condenado al presidio
aprendió a ver bajo el agua.