Me gusta estar con la gente,
tomar un vino de barrio,
saltar cuando ponen vallas
o si no, pasar de largo.
Me gusta ponerle el hombro
como quien busca la vida,
pero más me gusta el brillo
que hay en los ojos de mi hija.
Me gusta cantar bajito
pa’ no molestar a nadie,
pero si a usted no le gusta
yo no voy a disculparme.
Me gustan los hombres libres
y las mujeres iguales,
codo a codo, trabajando,
soldados y generales.
No me gusta el poderoso
que piensa que con dinero
puede cortar el camino
por donde avanza este pueblo.
No me gusta la riqueza,
tampoco los tragos finos,
prefiero un vaso de vino
a la orilla del camino.
No me gusta quien se inclina
delante de su enemigo,
pensando que por la espalda
son muchos los que han caído.