Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
Como la hierba a que bajó el rocío,
Y desconocerán mi faz gloriosa
Las altas cañas cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste,
De mi voz rota y mis rodillas rudas.
Ahora que me miraste y que viniste,
Me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
Más desnuda de luz en la alborada
Que esta mujer a la que levantaste,
Porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan,
Mi dicha los que pasan por el llano,
En el fulgor que da mi frente tosca
Y en la tremolación que hay en mi mano.
Es noche y baja a la hierba el rocío;
Mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana al descender el río
Lo que besaste llevará hermosura!