Brindo, me decía un ciego,
por los anteojos oscuros,
por el bastón y el apuro
con que atravieso la calle
porque me halle donde me halle
siempre hago la vista gorda.
La justicia ciega y sorda
como ciego es el amor,
lo que no se ve se tienta,
decía un ciego bribón.
Allá va, y un ciego ’staba mirando,
allá va, y a un mudo que recitaba.
Allá va, y un zunco tocaba el piano,
allá va, y el sordo era el que tañaba.
El cojo zapatea,
el turnio aguaita
que le traigan del norte
chancaca ’e paita.
Chancaca ’e paita, ay sí,
todos maltrechos,
van a dar a la posta,
hecho cochecho.
Pásame la muleta, Enriqueta,
’toy de maleta.