Llegó como una estrella
que se apaga fugaz.
Cayó como sentencia
en la orilla del mar.
Sin pedirme permiso
se me instaló en el pecho
como una flor marchita
a quien nadie invitó.
Invisible jardín
que limpié de malezas
me ha dado en recompensa
azul y gris tristeza.
Extraña sensación
de nudos que se han hecho
de dolor sin dolor
de caminos maltrechos,
indefinible estado
de penumbra y de paz,
te dejo esta canción
que te recordará.