¡Cuánto me alegra que nuestro Señor diera su vida por el pecador!
y la más grande es que me ama a mí.
Coro:
¡Qué maravilla! Me ama Jesús,
me ama Jesús, me ama Jesús.
¡Qué maravilla! Me ama Jesús;
sí, me ama aun a mí.
Aunque vagaba olvidándome de él, siempre siguióme porque siempre
es fiel;
presto a sus brazos amantes volví
al recordar que Jesús me ama a mí.
Cuando en el cielo ver pueda a Jesús, ya revestido de gloriosa luz,
entonaré mi himno eterno allí:
"íQué maravilla" ¡Jesus me ama a mí!