En sombras de la tarde el día ya declina,
y el sábado se anuncia con gloria vespertina.
Cual brisa refrescante en cálido camino,
cual palma en el desierto, alivia al peregrino.
Durante la jornada que ahora ha terminado
trabajo honesto y arduo las horas han llenado.
Ahora a tu reposo mí alma agradecida
se entrega, y te suplica la colmes de tu vida.
En este santo día anhelo tu presencia,
pues quiero sin medida gozar de tu influencia.
Mí alma fatigada en ti hallará reposo,
y el sábado bendito daráme santo gozo.