Yo te seguiré, ¡oh Cristo!,
dondequiera que estés;
donde tú me guíes, sigo;
sí, Señor, te seguiré.
Coro:
Yo te seguiré, ¡oh Cristo!
Tú moriste para mí.
Aunque todos te negaren,
yo, Señor, te seguiré.
Aunque duro el camino,
sin jalones y sin luz,
seguiré siempre confiado
en las huellas de Jesús.
Afligido, agotado,
débil, lleno de dolor,
regocíjame, pues ando
en las huellas del Señor.
Si me guías al gran río
del Jordán, no temeré;
has pasado tú su frío,
y gozoso seguiré.