Como ovejas disfrutamos, oh Jesús. tu grande amor, ya que enantes, descarriados, anduvimos en error, de tus pastos abundantes alejados, buen Pastor.
Por los montes afanoso nos buscaste con fervor, y al buen prado en que pacemos nos trajiste con amor; para ser de tu rebaño nos tomaste, buen Pastor.
Tu Palabra conocemos si nos llamas, oh Pastor; tú nos das el pasto sano y nos guardas con valor; en tu seno reclinados reposamos, buen Pastor.
Las ovejas en tu mano nada temen, buen Pastor; en tu aprisco reunidos nos contemplas con amor; sólo en ti nos refugiamos, ¡Jesucristo, buen Pastor!