Las riberas de dicha inmortal,
la mansión de indecible placer,
la bellísima luz celestial,
¡cuántas glorias iremos a ver!
Coro:
En aquel porvenir
que divisa con júbilo el fiel,
más allá del Jordán,
en la patria do reina Emmanuel.
Cada santo de Dios gozará, deslumbrante en pureza y candor;
del Cordero en pos andará,
cantará alabanzas de amor.
De mí viaje la terminación
tan feliz, no dílata en llegar.
Efectuada mi transformación,
con Jesús para siempre he de estar.