Prefiero mí Cristo al vano oropel; prefiero su gracia a riquezas sin fin.
A casas y tierras prefiérole a él;
será de mi alma fuerte paladín.
Coro:
Antes que ser rey de cualquier nación y en pecado gobernar, prefiero a mi Cristo, sublime don cual el mundo no ha de dar.
No quiero el aplauso del mundo falaz; prefiero en las filas de Cristo servir.
La fama del mundo es liviana y fugaz; prefiero por siempre a Jesús seguir.
Más bello que el lirio en su níveo blancor,
mi Cristo es más dulce aun que la miel.
Su paz a mi alma dará el Señor;
yo quiero que Cristo me conserve fiel.