¡Oh, cuánto me eres cara,
escuela del Señor!
Mi alma está ligada
a ti por el amor.
En esta escuela todos
loamos a Jesús,
quien nuestra deuda enorme
pagó allá en la cruz.
Se estudia el Evangelio,
de Dios la salvación;
se adora al que nos brinda
completa redención.
Por ti, querida escuela,
doy gracias a mi Dios,
pues tú por vez primera
me hiciste oír su voz.