Los tiernos años que Jesús
viviera en Nazaret,
¡cuán bellos son: cual manantial
que fluye en secadal!
Los límpidos reflejos de
la noche oriental
repiten el insondable
amor del Padre celestial.
Los tiernos años que Jesús
viviera en Nazaret,
están abiertos ante Dios,
cual sol primaveral;
también al hombre cuando ve
en su divina fa
zsincero anhelo de triunfar,
sincero bienhacer.
Los tiernos años que Jesús
viviera en Nazaret,
pletóricos de amor están
para la raza mortal.
¡Escoge, joven, tú también
entre el bien y el mal!
¡Y vive por Dios y la verdad,
y por la humanidad!
y morir, por mi alma salvar;
el camino cruento a la cruz recorrer,
para así mis pecados lavar.
Coro:
¡En la cruz, en la cruz mis pecados clavó!
¡Cuánto quiso por mí padecer!
Con angustia a la cruz fue el benigno Jesús,
y en su cuerpo mis culpas llevó.
El es todo ternura y amor para mí,
mi alma impura su sangre lavó;
ya no hay condenación, libre soy, yo lo sé;
mi pecado en la cruz él clavó.
Me atendré al Maestro, jamás dejaré
el sendero que él mismo trazó,
y mis labios y mi alma alzarán su canción,
pues él todas mis culpas quitó.