Ni en la tierra ni en el cielo
nombre hay corno el de Jesús;
sobre todo solo reina,
él es solo eterna luz.
Es Jesús mi gran riqueza,
hallo en él mi solo bien;
valen más que todo el oro
los tesoros de su Edén.
Es Jesús mi gran sustento,
pan divino y celestial;
de mis dichas y mi gozo
es el rico manantial.
Infinita es su ternura.
¿Quién la puede sondear?
Con los ángeles hoy quiero
su grandeza pregonar.