Venid, pastorcillos,
venid a adorar
al Rey de los cielos
nacido en Judá;
sin ricas ofrendas
podemos llegar,
que el Niño prefiere
la fe y la bondad.
Un rústico techo
abrigo le da,
por cuna un pesebre,
por templo un portal;
en lecho de pajas
incógnito está
quien quiso a los astros
su gloria prestar.
le vino a anunciar,
y magos de oriente
buscándole van;
delante se postran
del Rey de Judá;
de incienso, oro y mirra,
tributo le dan.