A ti, glorioso Dios,
cantamos alabanzas;
rendímoste honor
por todas tus grandezas.
Nos das tu bendición
en nuestra senda aquí;
nos guiarás, Señor,
a tu mansión allí.
Ven siempre, oh gran Dios,
muy cerca de nosotros;
con celo y con fervor
queremos ir a otros.
Tu brazo protector
del mal nos guardará;
en lucha y aflicción
consuelo nos será.
Oh Padre, eterno Dios,
cantámoste loores,
y al Hijo Redentor,
Señor de los señores,
y al Santo Espíritu,
el gran Consolador:
al grande, trino Dios
cantamos con fervor.