A la cena del Señor;
acerquémonos, cristianos;
que nos llene santo amor.
En memoria de su muerte
y la sangre que vertió,
celebremos el banquete
que en su amor nos ordenó.
Recordando las angustias
que sufriera el Salvador,
dividida se halla el alma
entre el gozo y el dolor.
Invoquemos la presencia
del divino Redentor;
que nos mire con clemencia
y nos llene de su amor.