Espíritu de santidad,
divino y eternal,
preciosa fuente de verdad,
ven, quita nuestro mal.
Con este rito que el Señor
por siempre instituyó,
celebraremos su amor,
pues él por nos murió.
Jesús, querido Salvador,
en nuestro corazón
infunde gracia y fervor
de celestial unción.
Enciende el fuego efica
zde fe y caridad;
concédenos perdón y paz,
amor y santidad.