Allá sobre montes, en feliz país,
la ciudad divina reposando está. Nuestros pies, aquí cansados, subirán:
la mansión eterna divisamos ya.
Coro:
¡Vamos al hogar! ¡Vamos al hogar!
¡Ved, sus torres brillan con gran esplendor!
¡Ved la gloria cómo emana del Señor! Estaremos juntos por la eternidad
con los ángeles, cantando en la
Ciudad.
¡Vamos al hogar!
Los antiguos profetas nos hablaron
ya de las calles de oro de esa gran ciudad.
Por la fe hoy la podemos contemplar, con sus muros de oro y jaspe, sin igual.
en aquella tierra do pesar no habrá?
El mensaje santo hoy acepta fiel,
y al venir el Salvador te llamará.