Divina Luz, con tu esplendor benigno
guarda mi pie,
densa es la noche y áspero el camino; mi guía se.
que al dulce hogar de las alturas voy.
Amargos años hubo en que tu gracia no supliqué;
de mi valor fiando en la eficacia, no tuve fe;
mas hoy deploro aquella ceguedad; préstame, oh Luz, tu grata claridad.
Al guiarme tú por noche esplendente, yo cruzaré
el valle, el monte, el risco y el torrente, con firme píe;
hasta que empiece el día a despuntar. y entre yo en mí celeste hogar.