¡Oh! salvo en la Roca más alta que yo,
la Roca de vida que Cristo abrió, brindando a su pueblo las aguas de
paz.
Oh, Roca divina, serás mi solaz.
Coro:
Salvo en ti, salvo en ti, ¡oh Roca bendita, me escondo en ti!
Que vengan conflictos, tumultos, dolor:
a Cristo, mi Roca, iré sin temor; recibo consuelo, consejos y luz:
la Roca divina es mí amante Jesús.
Y cuando mí vida se acerque a su fin
y oiga por fe el divino clarín, tus límpidas aguas trayendo virtud, oh Roca divina, serán mi salud.
El lóbrego valle no temo cruzar, pues tú me guiarás y me harás
descansar;
seguro en tu guarda, con paz dormiré:
Jesús, el Eterno, es mí Roca, mí Rey.