Alumbrante Espíritu, brilla tú en mi corazón; vuelve en día la oscuridad de mi noche de aflicción.
Poderoso Espíritu,
limpia este corazón,
porque sobre mi alma el mal ejerció cruel opresión.
Oh divino Espíritu, mora tú en mi corazón. Rompe todo ídolo, reina en plena posesión.