Hay un feliz Edén
lejos de aquí,
y gozará del bien
el justo allí.
Cantemos con fervor:
“Digno eres, oh Señor,
de gloria y de honor;
¡loor a ti!
Marchad a aquel lugar,
partid de aquí;
un bello y dulce hogar
tendréis allí.
¡Oh, cuán feliz seré
cuando a tu lado esté!
Bendito viviré morando en ti.
Eterno resplandor
fulgura allí.
Eterno es el amor
de Dios por mí.
Corramos, pues, allá:
bello aquel hogar será,
por siempre habitará
el santo allí.