A mi venid en la oscuras horas
cuando abatido el corazón esté.
Buscando alivio del eterno Padre,
a mí venid, descanso yo os daré.
Muchas mansiones se hallan
preparadas,
bellas moradas libres del pesar; dulce es el ritmo de arpas cadenciosas,
suave se entona el célico cantar.
Almas heridas, vidas despreciadas,
floreceréis en el celeste Edén.
A mí venid, dejando las tristezas,
a mí venid, descanso yo os daré.