Perdido, fui a mi Jesús.
El vio mi condición;
en mi alma derramó su luz;
su amor me dio perdón.
Coro:
Fue primero en la cruz donde
yo vi la luz,
y mi carga de pecado dejé;
fue allí por fe do vi a Jesús,
y siempre con él feliz seré.
En cruz cruel mi Salvador
su sangre derramó
por este pobre pecador
a quien así salvó.
Venció la muerte, ¡qué poder!,
y el Padre le exaltó
al trono, allá, a interceder
por tales cual soy yo.
Aunque él se fue, conmigo está
El fiel consolador
el guía que me llevaré
al reino del Señor.