¡Cuán dulce el nombre de Jesús
es para el hombre fiel! Consuelo, paz, vigor, salud,
encuentra siempre en él.
Tan dulce nombre es para mí,
de dones plenitud; raudal que nunca exhausto
vi de gracia y de salud.
Jesús, mi amigo y mi sostén,
bendito Salvador;
mi vida y luz, mi eterno bien,
acepta mi loor.
Si es pobre ahora mi cantar,
cuando en la gloria esté y allá te pueda contemplar,
mejor te alabaré.