Allá la puerta franca está, su luz es refulgente.
La cruz se mira más allá, señal de amor ferviente.
Coro:
¡Oh, cuánto me ama Dios a mí!
La puerta franca está por mi, por mi, por mi.
Sí, quiero entrar allí.
Si tienes fe avanza tú; la puerta es franca ahora. Si quieres palma, ten la cruz, señal de eterna gloría.
Pasando el río, más allá,
en celestial pradera, el premio de la cruz está:
¡Eterna primavera!