¡Oh! tenga yo la ardiente fe
que ante enemigos mil
no temblará ni aun cuando esté,
ni aun cuando esté
en la miseria vil,
en la miseria vil.
Tal fe, que no se quejará
ni bajo corrección,
en hora amarga afirmará,
en Dios. el corazón,
en Dios. el corazón.
Refulge más si hay tempestad
rugiendo en derredor,
y cruzará la oscuridad, la oscuridad
sin dudas ni temor,
sin dudas ni temor.
Oh dame a mí, Señor, tal fe,
y, venga bien o mal,
estando aquí gustar podré,
gustar podré
la dicha celestial,
la dicha celestial.