¡Oh! ¡Maestro y Salvador
no me dejes desmayar;
en tu gracia y en tu amor
sólo fío sin cesar,
sólo fío sin cesar.
Pobre y débil sé que soy,
lo confieso, mi Señor.
A tus pies rendido estoy,
dame fuerzas y valor.
dame fuerzas y valor.
Dime tú lo que he de ser,
las palabras que he de hablar,
lo que siempre debo hacer,
mientras voy hacia el hogar,
mientras voy hacia el bogar.
Sólo así feliz seré
en mi vida espiritual;
sólo así morar podré
en la patria celestial,
en la patria celestial.