Ya el fin se acerca de tu día santo; benigno acoge la oración, Señor,
que te ofrecemos en humilde canto, cual sacrificio de agradable olor.
Por las mercedes a tu amor debidas, por el descanso y plácido solaz,
mil gracias sean sólo a ti rendidas,
Rey de los reyes, Príncipe de paz.
y en los conflictos que la duda tienda, tu luz alumbre nuestra débil fe.
Este descanso de sagrada holgura
es de las almas celestial festín;
nos anticipa la sin par Ventura
de aquel reposo que será sin fin.