Sale a la lucha el Salvador
Corona a conquistar;
su insignia luce por doquier,
flameante al frente va.
Su cáliz ¿quién lo beberá,
triunfando del dolor?
Aquel que lleva aquí su cruz,
de Cristo es seguidor.
El mártir con gloriosa fe
la muerte despreció;
por su Maestro salvo fue,
su nombre él invocó.
Cual Cristo, compasión sintió
Por el que le hizo mal
y a su enemigo perdonó.
¿Quién, pues, hará igual?
Al fin, la gran congregación,
del trono en derredor
levantará al Señor Jesús
sus voces de loor.
Peligros, luchas y dolor
pudieron soportar.
¡Concédenos, eterno Dios,
la gracia de ir allá!