Tan triste y tan lejos de Dios me sentí
y sin el perdón de Jesús.
Mas cuando su voz amorosa oí
que dijo: “Oh, ven a la luz”,
Coro:
Yo todo dejé para andar en la luz, no moro en tinieblas ya más; encuentro la paz en seguir a Jesús y vivo en la luz de su faz.
¡Que amigo tan dulce es el tierno Jesús!
¡Tan lleno de paz y de amor!
De todo este mundo es, la fúlgida lu
zel nombre del buen Salvador.
De mi alma el anhelo por siempre será
más cerca vivir de la cruz, do santo poder y pureza me da la sangre de Cristo Jesús.
¡Oh! vera a Jesús, infeliz pecador;
no vagues a ciegas ya más. Sí, ven a Jesús, tu benigno Señor,
que en él salvación hallarás.