Oye la voz, Señor,
que el pueblo con fervor eleva a ti;
clama con ansiedad pidiendo libertad,
que aparte la maldad lejos de sí.
Tú la divina luz nos diste,
buen Jesús, al padecer;
y no permitirás, Dios de bondad y paz,
que siga el pueblo más tu luz sin ver.
Quisiera alabar tu nombre sin cesar
el pueblo, oh Dios.
a tu querer siga sin conocer tu dulce voz.
Libra a tu pueblo aquí,
que humilde viene a ti, de esclavitud;
muéstrale tu poder y en su alma ha
znacer consuelo y placer, gracia y virtud.