¡Oh si pudiera yo contar la gloría y el amor sin par de Cristo, mí Señor; volar al cielo con Gabriel, mi voz a unir con la de aquel seráfico cantor, seráfico cantor.
La sangre que en la cruz vertió, la cual a mi alma rescató
de eterna perdición; su fiel justicia y santo amor, los que me visten de esplendor, serian mi canción, serían mí canción.
Todo el carácter de mi Rey:
su multiforme amor, su ley, su gracia, su poder, su gloría y sempiterno honor, en altos himnos de loor daría a conocer,
daría a conocer.
Aquel dichoso día vendrá cuando Jesús me llevará, y así su faz veré.
Será mí Amigo y Salvador con quien, por gracia vencedor, por siempre viviré, por siempre viviré.