En Cristo feliz es mi alma;
precioso es su célico don;
su voz me devuelve la calma;
su faz me anticipa el perdón.
Coro:
¡Tanto me alegro en él!
¡Tanto me alegro en él!
El gozo y la paz inundan mi ser.
¡Me alegro tanto en él!
El vino a mi encuentro primero:
quería llevarme al redil
do reina el afecto sincero,
do hay dichas y encantos a mil.
Su amor paternal me circunda;
su gracia conforta mi ser;
su Espíritu Santo me inunda
de un noble y extraño poder